El silencio alrededor del BNPL: de hype fintech a funcionalidad bancaria
Por Zalo Sánchez | Founder & Chief Editor | FintechExpert
¿Por qué ya no hablamos de BNPL?
Hace apenas tres años, el Buy Now, Pay Later (BNPL) era la estrella indiscutible de cada panel fintech. En el escenario mundial: Klarna, Affirm y Afterpay levantaban rondas multimillonarias, los bancos decían sentirse amenazados, y los titulares hablaban de la revolución del crédito sin tarjetas. Hoy, en cambio, el BNPL parece haber pasado de moda. No es que haya desaparecido, al contrario: los números muestran crecimiento. Pero en el ruido actual sobre inteligencia artificial, stablecoins y agentic commerce, el BNPL suena más como un eco del pasado que como la gran promesa del futuro.
Lo interesante es que esta percepción no es solo un tema de narrativa. En México, según cifras de Research and Markets, el mercado BNPL alcanzó un valor de $4.56 mil millones USD en 2024 y se proyecta a $6.09 mil millones en 2025, con un crecimiento interanual del 33.5%. A más largo plazo, se espera que llegue a $18.51 mil millones para 2030, lo que representa un CAGR del 24.9% entre 2025 y 2030. Sin embargo, su penetración sigue siendo mínima: apenas 1% tanto en e-commerce como en retail físico. Ese es el dato que explica todo: crece rápido, pero sobre una base demasiado pequeña. Y en un entorno donde el capital busca “el próximo gran tema”, eso significa menos foco mediático y menos glamour.
México: crecimiento robusto, pero desde una base pequeña
La oportunidad es clara. Casi la mitad de los adultos en México (49.5%) no tiene acceso a crédito formal. En ese vacío, el BNPL es un puente. Kueski, pionero del modelo, lo demostró al integrarse con Amazon en 2024: 60% de los usuarios que usaron BNPL no habrían completado la compra sin esa opción. Aplazo, por su parte, ha construido una red de 12,000 puntos de venta físicos con un modelo de pagos quincenales que conecta lo digital con lo offline. Y Mercado Pago cerro un financiamiento de $250 millones con JP Morgan en el Q3 de 2024 para escalar su oferta de crédito —a través de la que recientemente activó su oferta BNPL— una señal de que los grandes jugadores ven aquí un terreno fértil.
Entonces, ¿por qué la conversación pública se apagó? Porque, pese a estos logros, la penetración del 1% es un recordatorio incómodo: el modelo aún es marginal frente al universo total del consumo.
Lecciones globales: del hype al desencanto
El caso más emblemático es Apple Pay Later, que cerró en 2024 en EE.UU. después de apenas ocho meses de operación. Apple no abandonó el BNPL por falta de músculo, sino porque descubrió algo más importante: escalarlo como producto independiente era complejo y poco rentable. El pivote fue hacia alianzas con Affirm y bancos, es decir, convertir el BNPL en un feature dentro de un ecosistema más amplio.
Lo mismo está ocurriendo en Estados Unidos, donde la CFPB comenzó a regular el BNPL como tarjetas de crédito, y en China, donde estudios del BIS mostraron que el reporte crediticio reducía su uso en 14%. La regulación llegó, y con ella la realidad: los márgenes se estrechan, la escala es crítica, y los bancos tradicionales empiezan a competir con ofertas propias. En Europa, aunque Klarna domina con el 70% de cuota, la tendencia también va hacia partnerships con procesadores y bancos.
El argumento de este texto es que: “BNPL ya no es la gran disrupción, sino un buen producto en la paleta de servicios financieros”.
De categoría a funcionalidad
Lo que estamos viendo es la comoditización del BNPL. En lugar de una vertical fintech independiente, se está convirtiendo en una funcionalidad dentro de plataformas más amplias:
Bancos que lo integran como opción en sus apps.
Procesadores de pagos como Adyen y Stripe ofreciendo BNPL en modalidad white label.
Gigantes de e-commerce que lo ven más como un catalizador de conversión que como un nuevo negocio.
El resultado: el BNPL deja de ser “la historia” y pasa a ser un feature más en la infraestructura financiera digital.
¿Qué nos enseña el ciclo del BNPL?
El punto no es si el BNPL “murió” o no. Claramente no: en México podría alcanzar $18.5 mil millones para 2030. Pero ya no es “el próximo gran tema”. El ciclo del BNPL es una lección sobre la velocidad con la que la disrupción fintech se normaliza. Lo que ayer era titular hoy es funcionalidad integrada. Y eso, en sí mismo, es una señal de maduración del ecosistema y de validación del modelo.
Cuando dejar de hablar es la verdadera señal de éxito
El BNPL no se desinfló; simplemente cambió de lugar en la narrativa. Dejó de ser promesa disruptiva para convertirse en herramienta estándar. La pregunta correcta no es por qué hablamos menos de BNPL, sino qué significa que ya no tengamos que hablar tanto de él. Significa que cumplió parte de su promesa: facilitó inclusión, demostró valor en conversión y obligó a bancos y procesadores a innovar. Ahora, deja espacio para que otras olas —IA, stablecoins, open banking— ocupen el centro de la conversación.
El silencio, en este caso, no es señal de fracaso. Es señal de que el BNPL dejó de ser tema para convertirse en infraestructura. Y en fintech, ese es el destino de casi toda innovación que logra sobrevivir.
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