Incluir para innovar: el DE&I se consolida como ventaja competitiva en las FinTech mexicanas
Diversidad y rentabilidad ya no son excluyentes: MUNDI, Klar, Galileo y aliados institucionales analizan el rol estratégico del DE&I en la industria financiera.
En el corazón de un sector que presume de disrupción tecnológica, el enfoque sobre Diversidad, Equidad e Inclusión (DE&I) se está redefiniendo: de causa social a palanca de rentabilidad y sostenibilidad. Durante el conversatorio “DE&I como motor de innovación en las FinTech en México”, representantes de Klar, Galileo, AmCham, COPRED, CCMX y la organización YAAJ México, junto con la fintech MUNDI, pusieron sobre la mesa un punto crucial: la inclusión es hoy una estrategia de negocio, no un gesto simbólico.
Los datos respaldan esta afirmación. Según McKinsey, las empresas con equipos diversos tienen un 25% más de probabilidades de ser rentables. Cuando la diversidad se extiende a los niveles directivos y culturales, esa cifra asciende hasta un 33%. La inclusión también influye en el valor de mercado: las organizaciones más inclusivas reportan hasta un 21% más en métricas clave de valuación.
En un ecosistema donde más de 800 startups locales conviven con más de 300 extranjeras (según el Finnovista Fintech Radar), las decisiones estratégicas sobre estructura organizacional, diseño de producto y cultura interna pueden marcar la diferencia entre escalar o estancarse.
El DE&I como arquitectura de la innovación
De acuerdo con Carlos Missirian, de MUNDI: “El cambio ocurre cuando DE&I se convierte en una prioridad estratégica. Fortalece el capital humano, impulsa la innovación y mejora la competitividad”. Y esa visión fue compartida por las demás voces del panel.
Para Edith Pavón (Klar), la transformación comienza en el ADN de la organización: “DE&I es abrir espacios tangibles para pensamientos distintos, personas neurodivergentes o de diversas clases sociales. Equipos diversos generan ideas distintas, y eso es una ventaja competitiva en un mundo que necesita soluciones nuevas”.
Carla Rivero (Galileo) subrayó que la inclusión también pasa por el lenguaje y la empatía: “Usar un lenguaje claro en productos financieros también es inclusión. La diversidad debe fluir naturalmente en la cultura de la empresa”.
Estas ideas apuntan a un cambio de paradigma: el DE&I ya no es un proyecto paralelo al negocio. Es parte del core. Y más aún en un país como México, donde, según la ENDISEG 2021, más de 5 millones de personas se identifican como parte de la comunidad LGBTI+, pero la ENADIS 2022 revela que una de cada tres personas ha sufrido discriminación en salud, educación o apoyos sociales.
La brecha entre discurso e implementación
Pese a la creciente conciencia, la realidad aún es desigual. El IMCO reporta que solo una de cada tres empresas listadas en la Bolsa Mexicana de Valores tiene políticas de inclusión activas. La COPRED, por su parte, alerta que el 70% de las denuncias por discriminación están vinculadas al entorno laboral.
Desde el sector institucional, Georgina Ontiveros (COPRED) destacó la falta de estrategias sólidas en el país y la necesidad de generar mecanismos de medición: “El involucramiento debe darse desde todos los niveles de la organización, con políticas que realmente transformen”.
Iván Tagle (YAAJ México) subrayó los retos estructurales: “Debemos romper con el prototipo hegemónico de talento y abrir espacios a realidades distintas. La inclusión financiera es una oportunidad de negocio y también una responsabilidad compartida”.
Oportunidad en las PyMEs y la banca del futuro
Alejandro García (CCMX) apuntó hacia las PyMEs, que suelen enfrentar barreras para formalizarse y, por tanto, para estructurar políticas DE&I. “Ahí hay una gran oportunidad: facilitar su acceso a crédito, bancarización y herramientas formales puede generar un efecto dominó en el ecosistema”.
Abril Rodríguez (AmCham/EY) agregó una dimensión adicional: “Integrar DE&I reduce el burnout, fortalece el sentido de pertenencia y evita el pensamiento de bloqueo. Pero exige tiempo, estrategia y cambio de mentalidad”.
Una agenda que trasciende lo simbólico
Para el ecosistema FinTech, acostumbrado a hablar en términos de eficiencia, conversión o escala, el DE&I representa una nueva métrica: la capacidad de construir productos humanos, relevantes y sostenibles en un mercado diverso.
Carlos Missirian lo resume con contundencia: “La relación entre DE&I e inclusión financiera no es opcional. Es fundamental para construir modelos de negocio justos y sostenibles”.