Bitcoin supera los US$ 3 billones, pero la presión macro persiste
El rebote reciente en BTC no disipa los riesgos de una venta masiva si Wall Street vuelve a caer.
Tras semanas de corrección y volatilidad elevada, el mercado de criptomonedas recuperó la marca de los US$ 3 billones en valor total, impulsado por un rebote técnico y una leve mejora en el sentimiento de los inversionistas. Bitcoin, la principal criptomoneda por capitalización, continúa estrechamente ligada al comportamiento de los índices bursátiles estadounidenses, lo que mantiene el mercado en una fase de alta dependencia macroeconómica.
“La correlación con Wall Street sigue siendo el factor clave”, advierte Gildardo Herrera, director de operaciones de Bitget en América Latina. “Si los índices en EE. UU. logran estabilizarse y retoman una trayectoria alcista, esto podría dar soporte a BTC. De lo contrario, podríamos ver una presión vendedora aún más intensa”.
Aunque el repunte llevó brevemente el precio del Bitcoin a la región de los US$ 90,000, el sentimiento de mercado permanece frágil. El índice Fear & Greed se ubica en 12/100 —un nivel considerado como “miedo extremo”—, lo que refleja el escepticismo dominante entre inversionistas minoristas e institucionales.
Para Herrera, si Bitcoin logra consolidarse nuevamente por encima de los US$ 90,000, se podría activar una recuperación sostenida del mercado. Sin embargo, una nueva caída hacia los US$ 81,000 —mínimo reciente— podría detonar ventas forzadas, especialmente en altcoins con baja liquidez.
Este tipo de movimientos refleja la madurez incompleta del ecosistema: el mercado cripto global aún carece de independencia frente al ciclo financiero tradicional. A pesar de su narrativa descentralizada, la dinámica de precios sigue condicionada por la política monetaria de la Reserva Federal, el desempeño de las acciones tecnológicas y el apetito general por el riesgo.
En América Latina, donde el uso de cripto ha ganado tracción como cobertura frente a la inflación y como vehículo de inclusión financiera, estas correcciones pueden provocar tanto oportunidades como sobresaltos. Por un lado, caídas abruptas permiten entradas a precios más bajos; por otro, refuerzan la percepción de riesgo entre reguladores e inversionistas institucionales que aún observan el sector con cautela.



