Banorte se queda con RappiCard: ¿jugada maestra o plan B?
El banco compra el 44.28% de las acciones y tendrá la exclusividad de la marca por 15 años
Grupo Financiero Banorte anunció la adquisición del 44.28% restante de las acciones de RappiCard México —operada por la empresa Tarjetas del Futuro (TDF)— por 50 millones de dólares. Con esta compra, el banco se convierte en el único propietario de la operación en el país.
Además, firmó un contrato de exclusividad por 15 años para comercializar productos financieros dentro del ecosistema de Rappi, lo que refuerza su presencia en el segmento digital. La operación aún está sujeta a la aprobación de la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece).
Banorte apunta a fortalecer su estrategia de hiperpersonalización y venta cruzada digital, aprovechando la base tecnológica de Rappi y el comportamiento de más de 1.14 millones de usuarios activos que utilizan la tarjeta de crédito embebida en la superapp.
De alianza disruptiva a integración total
La relación entre ambas compañías comenzó tras el anuncio de una alianza estratégica en 2020 y posteriormente en 2021 con el lanzamiento conjunto de la tarjeta de crédito RappiCard Visa. Diseñada para un público joven y digital, la tarjeta ofrecía cashback, cero anualidad y una experiencia 100% app-based.
Durante tres años, el producto creció de forma consistente, logrando una adopción destacada en el mercado mexicano. La operación era gestionada por TDF, con participación compartida entre Banorte y Rappi.
La decisión de Banorte de asumir el control total y firmar una exclusividad de largo plazo refleja una apuesta estratégica por consolidar su presencia dentro de plataformas de consumo digital, sin depender de desarrollos propios desde cero.
¿Fracaso de Rappi o acierto de Banorte?
La salida de Rappi de la operación fintech en México plantea un debate relevante: ¿la superapp decidió enfocarse en su negocio core tras no lograr escalar como jugador financiero, o fue simplemente una venta oportuna ante una oferta atractiva?
En paralelo, el momento en que ocurre la compra no pasa desapercibido. Banorte enfrenta el rediseño de su banco digital Bineo, tras reportar pérdidas por 981 millones de pesos en 2024. Analistas y fuentes del sector han señalado problemas de autonomía y ejecución en el proyecto, lo que habría llevado al grupo a reevaluar su estrategia digital.
El movimiento con RappiCard permite a Banorte acceder a una base de usuarios activos con un producto funcional, saltándose varios de los desafíos asociados al desarrollo desde cero. Sin embargo, también reabre el debate sobre la viabilidad real de construir innovación interna dentro de estructuras tradicionales de banca.
Reflexión final: cultura vs. adquisición
Este episodio deja una lección clave para el sistema financiero mexicano: la transformación digital no se trata solo de invertir en tecnología o adquirir usuarios. La clave está en tener una estructura organizacional que permita innovar, con autonomía real y orientación al cliente.
Banorte decidió comprar un producto que ya funciona en lugar de seguir apostando por uno propio que no despegó. La gran pregunta es si podrá mantener e integrar esa innovación sin diluirla en su estructura tradicional.
¿Estamos ante una jugada maestra o una corrección estratégica tras un error costoso?
El tiempo lo dirá, pero lo que queda claro es que el caso Banorte–RappiCard se convertirá en un estudio obligado sobre transformación digital en la banca latinoamericana.